Monday, September 28, 2009

Día 31 - Okmulgee (28 de septiembre)

No pude dormir mucho la noche antes de este recorrido porque habia visto en el prognóstico que el viento iba a correr desde la dirección en que rodaba y tenía 190 kms para rodar.
Salí a las 6:30 a.m. y aún a esa hora estaba corriendo el aire. No estaba feliz, pero iba como podía unos 120 kms por la carretera 75 de Durant hacia el noreste. No sabía como iba a recorrer los 70 kms mas para terminar. En este momento llegó Marie Harris. Ella y su esposo visitan Guerrero cada año con un grupo de su iglesia para apoyar a las iglesias en su trabajo. Llegó para acompañarme en el resto del viaje. Su llegada cambió todo. Me jaló el resto del recorrido, rompiendo el aire para que pudiera rodar mas facilmente atrás de ella. Los próximos 70 kms pasaron rápidos para mí porque ella estaba haciendo la mayoria del trabajo en contra el viento. Gracias, Marie!
Antes de terminar, nos paramos en un pueblito que se llama Weleetka. Allí conocí a Norman. Él me vio estirando mi cuello y dijo: "Si vienes 1,900 millas hay de ser algo mal contigo." Estaba refiriendo a todos mis dolores, creo, pero a lo mejor a mi cabeza también. Ya estoy aceptando la idea que estoy medía loca por aventarme así en este viaje. Fue mas dificil que cualquier otro viaje así, pero ya mero termino, entonces si estoy loquita, está bien.
Norman también dijo: "Has tenido un camino bendecido."
Él tenía toda la razón. Lo que dijo fue un golpe para mi porque había estado quejando sobre el viento y las circunstancias que no me estaban ayudando avanzar. Pues, no he estado enferma en ningún momento del viaje; no he pasado por mucha lluvia y en Oklahoma estaba lloviendo mucho una semana antes de llegar para acá y creo que va a empezar a llover de nuevo el jueves, después de llegar; no he tenido ningún problema en el camino aunque un señor me lo juró que me iba a pasar algo en las carreteras de México porque, según él, los mexicanos no saben manejar (él era mexicano). Además he podido ver amigos y conocer mas.
Y precisamente este día cuando pensaba que no podía mas, llegó alguién para jalarme el resto del camino. Dios no calmó el viento, pero proveyó la ayuda necesaria.
Sí, Norman, tienes razón. Me camino ha sido bendecido. Muy bendecido.
Terminando recorrer estabamos con los hermanos de la Primera Iglesia Bautista de Okmulgee, otros amigos que nos visitan en Guerrero. Pasamos la tarde y noche muy bien en su compañia. Sentía en casa con ellos, como siempre cuando este con ellos.

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